Por supuesto que beber agua es imprescindible para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Pero todos los excesos son malos y, aunque en el caso del agua parezca imposible, también beber demasiada agua puede provocarnos problemas de salud.
Uno de los colectivos que pueden tener más riesgos de padecer trastornos serios en su organismo por tomar un exceso de agua en muy poco tiempo son los deportistas. Se calcula que al menos 14 personas que han muerto en plena actividad deportiva han tomado demasiada agua. ¿Qué ocurre en estos casos? Se trata de un proceso denominado hiponatremia, y que consiste en que los riñones tienen que hacer un esfuerzo exagerado para asumir todo el líquido ingerido durante el ejercicio físico. Fruto de esto, el sodio baja en exceso, lo que puede tener consecuencias graves en el cerebro.
En los casos más trágicos, esta hiponatremia puede acabar provocando la muerte, pero antes de llegar a este extremo notaremos otros síntomas, como mareos, vértigos, vómitos o delirios. Sin duda, es imprescindible prestar atención a la aparición de cada uno de ellos.
¿Cuál es la solución para evitar todo esto?
Mientras hacemos deporte beber agua en cantidades pequeñas, nunca beber muchísima agua de golpe y, beber cuando tenemos sed. Nuestro cuerpo cuenta con el mecanismo innato de la sed, que nos indica realmente qué cantidad de agua necesita para no deshidratarse.
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